En solidaridad con Palestina: Boicot a Israel Imprimir
17/12/2014

[Mikel Bueno Urritzelki y Richard Weyndling*] La lucha del pueblo palestino es una cuestión de alcance mundial de la cual no es ajena Euskal Herria, en donde la solidaridad con aquel pueblo está presente tanto en el sentir de las personas que defienden la justicia como en compromisos institucionales de ayuntamientos, sindicatos y partidos políticos.

Esta solidaridad internacionalista se manifiesta activamente mediante el movimiento por el boicot, las desinversiones y las sanciones (BDS) contra el Estado sionista, que surgió en el año 2005 desde la sociedad civil palestina representada por 173 organizaciones de diferente tipo (sindicatos, organizaciones de defensa de los derechos de los y las refugiadas, asociaciones culturales, etc).

El movimiento BDS recoge la experiencia del boicot internacional desarrollado contra el apartheid sudafricano, el cual contribuyó en gran medida a la caída de dicho régimen segregacionista.

El movimiento BDS pretende desarrollar una campaña internacional para cortar las relaciones económicas, deportivas, culturales y académicos que tiene Israel con el resto del mundo hasta que el Estado sionista:

  • ponga fin a la ocupación y a la colonización de todas las tierras palestinas y desmantele el Muro
  • reconozca los derechos fundamentales de los y las ciudadanas palestinas del Estado de Israel
  • reconozca el derecho de los y las palestinas refugiadas a regresar a sus casas y propiedades como se estipula en la Resolución 194 de Naciones Unidas.

La cuestión de si la realización de estos tres objetivos debe pasar por la creación de un Estado único (Palestina/Israel) o dos Estados (uno israelí el otro palestino) es algo que todavía divide a la opinión palestina.

La Autoridad Nacional Palestina, cuyos funcionarios y colaboradores han sacado beneficios personales del control de las estructuras administrativas creadas desde los acuerdos de Oslo, naturalmente tiene interés en hacer permanente esas estructuras. Busca la creación de un Estado en Cisjordania, Jerusalen Oriental y la franja de Gaza a través de la negociación con Israel sin explicar como garantizar la integridad de ese Estado y el derecho al retorno de la población refugiada palestina reconocido por la ONU.

Diversos partidos políticos, una parte importante de la opinión pública palestina y cada vez más observadores internacionales opinan que la solución de los dos Estados no es viable. Adoptan esta posición porque, entre otras cosas, creen que el Estado sionista no abandonará los asentamientos ilegales en Cisjordania y no permitirá la creación de un Estado palestino en los territorios ocupados en 1967 con control de sus fronteras y recursos naturales.

Por esta razón, quienes trabajamos la solidaridad con Palestina en Euskal Herria, ya sea a nivel individual, en colectivos internacionalistas o instituciones, haríamos bien en centrar nuestro trabajo en la campaña BDS. Dejemos a la sociedad palestina la decisión sobre la configuración del futuro Estado palestino y evitemos prejuzgar la situación apoyando explícitamente un futuro con dos Estados. Corresponderá a la sociedad palestina decidir sobre ese espinoso asunto, mientras que nuestro trabajo como internacionalistas será apoyar la lucha de liberación que lleva a cabo el pueblo palestino contra la ocupación israelí.

No obstante, hay que dejar clara una cuestión: el movimiento BDS no va en contra de las personas, sino contra un Estado racista que desde su creación comete crímenes de genocidio y de lesa humanidad contra los y las palestinas, expulsándoles de sus tierras y matando a quienes resisten la colonización sionista. El Manifiesto de Declaración del BDS es muy explícito cuando afirma que «demandamos a la comunidad internacional y a los gobiernos imponer sanciones políticas y económicas sobre Israel, incluyendo el embargo de armamento. Llamamos a los movimientos sociales a movilizarse también en campañas de desinversión y boicot. Esos esfuerzos tienen como objetivo obligar a Israel a implementar las resoluciones internacionales y la opinión asesora de la Corte Internacional de Justicia, para detener y derribar el muro ilegal y poner fin a todas las políticas de ocupación y apartheid. No existe posibilidad de reconciliación entre ambos pueblos mientras los Derechos Humanos de la población árabe, tanto de Palestina como de Israel, no sean garantizados. Los Derechos Humanos que son universales, indivisibles e independientes, no son respetados por Israel».

El BDS es una herramienta muy válida. En estos 9 años de campaña los avances y los logros a nivel internacional han sido muchos y variados. Prueba del buen funcionamiento del BDS es el nerviosismo que ha comenzado a instalarse en el Estado de Israel al arremeter públicamente contra el BDS y quienes lo promueven. El BDS, por lo tanto, debe llegar a todos los ámbitos: desde la vida cotidiana (rechazando los productos «made in Israel»); hasta el rechazo a instituciones y figuras del deporte, de la cultura y de la universidad que el Estado sionista financia para mostrar una cara amable a la par que irreal de Israel; pasando por el ámbito de las instituciones públicas.

Por ello hacemos un llamado a todas las organizaciones políticas y sindicales de diferentes tendencias, a las instituciones y a la población en general para que se adhieran a la campaña BDS y la difundan con el objetivo de detener los crímenes de Israel y convertirnos en un territorio libre de sionismo. Esta campaña civil no violenta es la herramienta que el pueblo palestino nos entrega para para ejercer la solidaridad con su causa de la manera más efectiva posible. Es su causa y ellos y ellas son quienes deben decidir cómo podemos compartir su lucha. Y, por supuesto, al pueblo palestino en su conjunto corresponde decidir cómo y dónde quieren vivir, esa no es una opción que nosotros debamos cuestionar y, menos, prejuzgar.


*(Activistas de BDS Euskal Herria)