Por encima de la movilización social, se ha aprobado el CETA, tratado de libre comercio entre la UE y Canadá en el Congreso Imprimir
03/07/2017

Los Tratados de Libre Comercio tienen como objetivo eliminar las últimas barreras y obstáculos para el mercado globalizado. No son simples acuerdos para rebajar o eliminar aranceles e impuestos: para “armonizar” legislaciones, rebajan y eliminan las leyes que protegen los derechos de las personas. Nos venden que los Tratados aumentarán libertad y progreso, pero tenemos que tener en cuenta en ese mercado global quien es quién exporta (y, por lo tanto, quién no); quién puede competir (y quién verse obligado a echar la persiana); dónde (en qué condiciones y siguiendo qué proceso) se produce y dónde (en qué cantidad, con qué calidad y a qué precio) se consume. Si así lo hacemos, queda en evidencia que el mercado libre sólo tiene beneficios para las grandes corporaciones, y que son las ciudadanas quienes ven sus derechos sociales, políticos y medioambientales hechos trizas.

No podemos olvidar que este proceso de eliminar fronteras a la circulación de mercancías, se está dando al mismo tiempo en que en Europa y a lo largo del mundo se construyen muros a la libertad de movimiento de las personas. Estos tratados no son más que un paso más en el proceso neoliberal de construir un mundo donde el mercado está por delante de las personas.

No vamos a entrar a enumerar las consecuencias negativas que conlleva el CETA: es su proceso de ratificación lo que queremos denunciar hoy. Si el CETA fuese beneficioso para las personas... el proceso de ratificación hubiera sido bien distinto.

Pero el proceso de negociación que comenzó el 2009 entre la Unión Europea y Canadá se desarrolló en el más absoluto secreto. Los propios euro-parlamentarios elegidos democráticamente no tuvieron acceso a el contenido hasta que se cerró. Lo aprobaron con discreción en el Parlamento Europeo el 15 de febrero, con los votos a favor del PP, PSOE, UPN y PNV. Cuando hubo que ratificarlo en el Parlamento, se quitaron de encima la inconstitucionalidad planteada por Unidos Podemos tan rápido y silenciosamente como pudieron en mayo. Hoy, resguardados por la desconexión del verano y a todo correr, lo han aprobado en el Congreso. Una vez se ratifique en el Senado, en el que el PP tiene mayoría, la compra-venta de nuestros derechos será definitiva.

179 votos a favor (PP, C’s, PNV y PDeCAT), 71 en contra (Unidos Podemos, EHBildu, ERC y Compromís) y 81 abtenciones (PSOE). En el caso de PP y PNV, su posición se ha mantenido clara: leales al capital. PNV andará con el autogobierno arriba y abajo, pero no le tiembla el pulso para vender la soberanía a las multinacionales. En cuanto al PSOE, después de haberlo defendido estos años, se han abstenido por primera vez. Nos esperábamos más de quien afirma “ser la izquierda”. Aún más, sabiendo de antemano, que su abstención asegura la ratificación del Tratado. Según ellos, no quieren dar a entender que están en contra de los Tratados de libre Comercio. No será, más bien, que no están en contra de ESTE tratado? Lo que está claro es que a la hora de la verdad, cuando hay posibilidad de cambiar de rumbo, apuestan siempre juntos por el régimen.

Por eso, para expresar nuestro rechazo al CETA, la Plataforma Contra el TTIP-CETA y la Carta de los Derechos Sociales de Euskal Herria saldremos una vez más a la calle para concentrarnos mañana, 30 de junio, a las 19.00 en el Arriaga.

Las personas y la vida por encima del capital! Decidimos los Pueblos!
No al CETA!

Euskal Herrian TTIP eta CETAri ez! y Euskal Herriko Eskubide Sozialen Karta