Segunda crónica desde Ramallah y Nabi Saleh Imprimir
Brigada Palestina
08/06/2014

Nuestro segundo día en Ramallah, el 17 de abril, coincidió con el día internacional de lxs presxs politicxs. Tuvimos la posibilidad de participar en un emotivo acto junto con militantes del FPLP para reivindicar la puesta en libertad de todas las personas presas en las cárceles israelíes y palestinas, así como para denunciar la política penitenciaria y la constante la vulneración de los derechos fundamentales que sufren en las cárceles del régimen israelí.

 

Avanzada la mañana, mantuvimos una charla informal con un grupo de mujeres jóvenes que pertenecen a la UPWC en la que nos hablaron de la situación de la mujer en Palestina y su papel activo en la lucha de liberación nacional. Además, algunas de ellas forman a su vez parte del Comité de Mujeres Jóvenes de la UPWC, cuyo centro de actividades está en la Universidad de Ramallah. Desde este grupo de trabajo promueven la organización y la militancia de las mujeres jóvenes para fortalecer tanto la lucha feminista como la causa nacional.

 

Manal Tamimi con el asentamiento Halamish al fondo

A mediodía nos acercamos hasta Nabi Saleh. Este pueblo, situado a menos de 20 km al norte de Ramallah, es uno de los cerca de 20 pueblos palestinos que están llevando a cabo la resistencia popular no violenta contra la ocupación de su territorio por un asentamiento judío.

Su lideresa, Manal Tamimi, una mujer fuerte y llena de vitalidad, nos comentó como comenzó su primera protesta el 9 de diciembre de 2009, cuando los colonos tras tomar el manantial y asentarse en lo alto de la colina, comenzaron a ocupar todo el valle. Las 600 personas que habitan en Nabi Saleh viven prácticamente sitiadas por los más de 12.000 colonos que tiene el asentamiento Halamish.
Desde la primera movilización, todos los viernes salen a manifestarse alrededor de 70 o 80 personas: mujeres, hombres, niños, niñas y mayores. Intentan bajar hasta el valle donde están sus tierras, ahora confiscadas. Es su forma de hacer frente a la ocupación y reivindicar su derecho a vivir libremente en su tierra. De frente tienen una media de 150 soldados.

El nivel de represión en Nabi Saleh es uno de los más altos de la zona: 166 de sus habitantes han estado o están actualmente en prisión; 30 menores (niñas y niños) han sido alguna vez arrestados; más de 50 casas han sido destrozadas y otras 13 tienen órdenes de demolición; más de la mitad de sus habitantes han resultado heridas, siendo más de 140 menores de 18 años y dos hombres han sido asesinados.

Para Manal no cabe ninguna duda, se trata de un castigo colectivo por negarse a abandonar sus tierras y seguir resistiendo día a día. Sin embargo, en su mirada no se ve ni un atisbo de flaqueza: seguirán adelante con su resistencia. “Ahora con más razón que nunca, luchar es nuestro destino” afirma.